Recomendaciones alimentarias para la inflamación crónica 

La inflamación es un mecanismo del sistema inmune para hacer frente a diferentes noxas. 

Podemos reconocer la inflamación en un tejido por el calor, enrojecimiento y ardor que se genera.

Esto no es otra cosa que un mecanismo que permite el aumento de flujo sanguíneo (y por consiguiente glóbulos blancos del sistema inmune) para facilitar la eliminación del patógeno.

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Dr. Julio cesar Sarmiento

La inflamación está diseñada para ser un proceso de acción rápida, si esta se prolonga en el tiempo puede llegar a ser dañina para el organismo.

De hecho, gran parte de las enfermedades crónicas y sus efectos nocivos (desde la diabetes hasta el cáncer) son producidos por un exceso de inflamación.

Son varias causas las que pueden facilitar la inflamación crónica. Una de las más importantes es la dieta.

La modificación de los alimentos producidos por la industria alimentaria genera sustancias altamente inflamatorias que debemos conocer. 

Entre ellas figuran algunas que veremos a contiunuación.

Las Grasas Hidrogenadas

Es lo que conocemos como margarina. Está presente en altas concentraciones especialmente en los productos de pastelería y panadería.  Es una grasa artificial que el hígado no puede procesar, llegando a acumularse peligrosamente generando hígado graso (lo que lleva a inflamación hepática). Son las principales responsables de la “epidemia de enfermedades cardiovasculares” que vemos hoy en día.

 

Ácidos Grasos Trans

Son cadenas de ácidos grasos insaturados degenerados por las altas temperaturas y presión que se manejan en la industria alimentaria. Están presentes en los snacks, comida “chatarra” y comida rápida. Estos ácidos grasos son de difícil digestión y carácter irritante e inflamatorio para el ADN y son uno de los principales implicados en el desarrollo del cáncer. 

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Excesivo consumo de grasas Omega 6

Si bien pueden ser grasas insaturadas, el consumirlas en exceso puede alimentar a las células cancerígenas.  Nuestra época moderna desacreditó el uso de mantecas vegetales (manteca de palma, aceite de coco) y mantecas animales (manteca de cerdo y mantequilla) y promovió excesivamente el uso de aceites vegetales insaturados para cocinar (aceites de uso doméstico habitual para freír). Esto ha aumentado hasta en 25 veces el consumo de grasas omega 6. Este está presente en los aceites vegetales de cocina y el aceite de girasol.

 

Embutidos y carnes ahumadas

Por su alto contenido de nitritos y nitratos, la OMS en 2015 las asoció al cáncer de estómago y cáncer colorrectal. Si se consumen a la parrilla el riesgo se cuadriplica.

 

Harina de trigo refinada

El refinamiento del trigo implica el uso de más de 30 diferentes sustancias blanqueadoras, fuertemente reactivas. Además, al retirar del grano el germen y el salvado, se eliminan las vitaminas y proteínas que este posee, quedando solamente el carbohidrato (Azúcar). 

El gluten que posee, al no estar balanceado con la fibra del salvado, genera fuerte reactividad generando inflamación crónica articular y del sistema digestivo. 

 

Azúcar blanco

Debido a su carácter fuertemente adictivo, es usado ampliamente por la industria alimentaria. Presente en golosinas y bebidas gaseosas en alta cantidad, es la principal responsable del aumento desmedido de diabetes en el mundo en los últimos 50 años. 

No existe prácticamente producto industrial alimentario alguno donde no esté presente. (Incluyendo las leches de fórmula infantiles). Una de sus formas más tóxicas es el jarabe de maíz, alto en fructosa.

Este azúcar ingresa directamente a la célula, que lo convierte en grasa al no poder quemarlo. Es responsable del aumento indiscriminado de obesidad en nuestros tiempos.

Recomendaciones

 

  • Evitar en lo posible alimentos industriales (golosinas, productos de pastelería, bebidas gaseosas, embutidos)
  • Aumentar el consumo de verduras y frutas
  • Consumir aceite omega 3 (semillas de chía, de linaza, sacha inchi)
  • Usar miel de abejas, stevia, fruto del monje, azúcar de coco o panela para endulzar en lugar de azúcar blanca o rubia.
  • Preferir panadería de otros cereales alternativos al trigo (maíz, cebada, yuca, etc).
  • Preferir embutidos artesanales sin nitratos y consumirlos muy eventualmente.
  • Freír con mantecas vegetales como Aceite de palma o coco, o mantecas animales como mantequilla o manteca de cerdo.
  • Comer lenta y pausadamente. 
  • No saltarse el desayuno, y más bien comer muy ligeramente de noche.

DR. JULIO CESAR SARMIENTO

Especialista en Nutrición Bioenergética y Terapia floral del Dr. Bach

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