El Anciano de los Días: el simbolismo sagrado de William Blake
Es un grabado al Aguafuerte y posteriormente coloreado con acuarela sobre papel, fechado en 1794, que se encuentra en el Museo Británico de Londres. Su autor es William Blake, quizá el artista británico más completo, ya que fue escritor, ilustrador, pintor y grabador.
Hugo Ferreira Quirós
Aunque a primera vista nos parece una imagen ambigua que tiene un parentesco con el arte medieval, también se puede apreciar, a modo de premonición, firmes lazos con la posterior pintura moderna.
La composición se basa en un juego de equilibrios tensos que se traza en una simetría de base. Representa al anciano de Urizen, personaje literario de Blake, que representa a Dios, un Demiurgo que en esta obra está por crear el mundo. El aspecto físico recuerda la admiración que Blake tenía por la obra de Miguel Ángel. Para mostrar el carácter divino del anciano creador, lo encierra en un disco solar, más concretamente en un círculo, símbolo de la Naturaleza Celeste, que irradia luz y fuego sobre las tinieblas, simbolizada por negros nubarrones arriba y una oscuridad absoluta abajo. A los efectos de aleccionarnos que toda creación demanda sacrificio, la postura del anciano es forzada, tratando de crear el Mundo de los Sentidos apoyado en su rodilla derecha, la del juramento sagrado, mientras que su mano izquierda se alarga para trazar con un gran compás dorado el mundo manifestado. Este instrumento de precisión siempre ha sido asociado al proyectista, al diseñador, al geómetra, al Gran Arquitecto del Universo, y no es casualidad que el anciano sea zurdo, canal manifestado del Hemisferio Cerebral Derecho que rige la creatividad.
“Para ver un Mundo en un grano de arena y un Paraíso en una flor silvestre, sostén el infinito en la palma de la mano y la eternidad en una hora”
William Blake
El contraste de la obra está presente en todos sus detalles. Un viento que sopla desde la izquierda del anciano despeina sus largos cabellos y su espesa barba blanca, saliendo a combatir al negro nubarrón que ha osado tapar parcialmente al Sol. A su vez el pelaje al viento equilibra el esfuerzo de la mano que desciende. Grandeza y sencillez expresada en un simbolismo atemporal.*
HUGO FERREIRA QUIRÓS
Arquitecto
Colaborador activo del Instituto Internacional de Arquitectura y Artes Plásticas Fidias.
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